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miércoles, 28 de noviembre de 2012

Cinco cantos del río



I Piedra
Con un alambre de acero te escribo versos sobre el agua.
Son historias que pasan, canciones tristes sobre la vida de los hombres. [i]
Cada instante nacen nuevas, nos llenan de temor en un flujo incesante.
Como banderas justas caen los lienzos del cielo; se vierten en la garganta y envenenan.
Mis palabras se extravían en la roca.
En su vientre enmudecen cada día.

II Piedra
Dicen que la montaña del fondo habla sola; me recuerda tu voz sensata.
Tiene el perfil de una palabra inconclusa que rueda por la barranca.
En ella terminan los pesares del alma, comienzan mis desvaríos.
Allí se finiquita todo en un instante.
Entre rocas brota el inicio del río.

Las piedras se golpean como las palabras de los justos.
Se desorientan las voces, se confunden las unas a las otras.
Se ocultan y perviven entre cascotes de tinajas rotas.
La mentira ha tomado cuerpo; se ha hecho llaga incurable.
Ahora no hay leyes, se condona la matanza.
Sólo quedan hitos marcando el lugar; ¡levemente!
           
III Piedra
La noche cubre de oscuros el valle y la colina.
Un rumor agorero satura el pensamiento de tinieblas eternas.
Fermentan las vasijas y lanzan bramidos de espuma; ¡son horas de espanto!
Amanece el asombro, la flor de maguey reluce cerca de casa.
Libera a sus hijos, se recorta bella entre las nubes.

El viento me trae recuerdos de un niño ilusionado.
Más tarde, la de un joven revestido con las torres del miedo,
Hoy miro los campos desolados, ¡como los habéis dejado!
La indignación satura mi pecho, una vez más me hiere con lanzas de fuego.
¡A ti te ruego, piedra negra que pendes sobre nosotros! [ii]


IV Piedra
En la pantalla mental persiste el destierro de Caín,
El homicida escapa y se acusa, huye estigmatizado en la frente.
Otra vez se encuentra asistido, con una piedra armado.
Llega hasta el final de los caminos, su lugar de despedida.
Se desvanece su furor fundido en las urnas, ¡lo sabe bien! 
                                  
Tú ya eres semilla en el río, ruejo que reposa en el mar.
Mis palabras llegan a ti, entre gotas de lluvia te alimentan.
Sepas que la verdad tiene el corazón de piedra; ¡siempre pende amenazante!
Sólo la juventud ve en ella diamantes y resplandores.
                                   Estrella que se agota sin brillo;
¡mortecina se hunde en el fango!

V Piedra       
Con saliva extiendo un epitafio en el aire.
Una aerolito me cae en el rostro, me limpia de soberbia.
Cuántas caras se ocultan bajo mi piel; me pregunto.
Las horas de vigilia han hecho de compañía; me respondo

Ha sido un segundo de dolor, un acto de constricción para baldear los ojos.
Un canto imperturbable que he puesto entre las manos.
Cándido de barro y sueño; con tomillo me lavo la boca.
Profilaxis para confesarme y no decir mentiras.
¡En un instante me condeno!

Cuando hablo de mí no puedo evitar ser un iluso.
Tú sabes muy bien quién soy y a ti te escribo.
Hija de la montaña que crece como el jacinto.
Hoy te has partido y cinco piedras ruedan por la barranca.
Cinco dedos que mortifican y no se detienen nunca.




[i] Escultura homónima a Testamento de Caín. Contiene textos escritos sobre el agua.
[ii] Se refiere a la piedra que pende en el centro de la escultura Glíptica. Trata el tema del autorretrato...

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