I Piedra
Con un alambre de acero te
escribo versos sobre el agua.
Cada instante nacen nuevas,
nos llenan de temor en un flujo incesante.
Como banderas justas caen los lienzos del
cielo; se vierten en la garganta y envenenan.
Mis palabras se extravían en la roca.
En su vientre enmudecen cada día.
II Piedra
Dicen que la montaña del
fondo habla sola; me recuerda tu voz sensata.
Tiene el perfil de una
palabra inconclusa que rueda por la barranca.
En ella terminan los pesares
del alma, comienzan mis desvaríos.
Allí se finiquita todo en un instante.
Entre rocas brota el inicio del río.
Las piedras se golpean como las
palabras de los justos.
Se desorientan las voces, se
confunden las unas a las otras.
Se ocultan y perviven entre cascotes
de tinajas rotas.
La mentira ha tomado cuerpo;
se ha hecho llaga incurable.
Ahora no
hay leyes, se condona la matanza.
Sólo quedan hitos marcando el lugar; ¡levemente!
III Piedra
La noche cubre de oscuros el
valle y la colina.
Un rumor agorero satura el
pensamiento de tinieblas eternas.
Fermentan las vasijas y
lanzan bramidos de espuma; ¡son horas de espanto!
Amanece el asombro, la flor
de maguey reluce cerca de casa.
Libera a sus hijos, se recorta bella entre las nubes.
El viento me trae recuerdos
de un niño ilusionado.
Más tarde, la de un joven revestido
con las torres del miedo,
Hoy miro los campos
desolados, ¡como los habéis dejado!
La indignación satura mi pecho,
una vez más me hiere con lanzas de fuego.
¡A ti te ruego, piedra negra que pendes sobre nosotros! [ii]
IV Piedra
En la pantalla mental persiste
el destierro de Caín,
El homicida escapa y se
acusa, huye estigmatizado en la frente.
Otra vez se encuentra asistido, con
una piedra armado.
Llega hasta el final de los
caminos, su lugar de despedida.
Se desvanece su furor fundido en las urnas, ¡lo sabe bien!
Tú ya eres semilla en el río,
ruejo que reposa en el mar.
Mis palabras llegan a ti, entre
gotas de lluvia te alimentan.
Sepas que la verdad tiene el
corazón de piedra; ¡siempre pende amenazante!
Sólo la juventud ve en ella
diamantes y resplandores.
Estrella que se agota sin brillo;
¡mortecina se hunde en el fango!
V Piedra
Con saliva extiendo un
epitafio en el aire.
Una aerolito me cae en el rostro, me limpia de soberbia.
Cuántas caras se ocultan
bajo mi piel; me pregunto.
Las horas de vigilia han hecho de compañía; me respondo
Ha sido un segundo de dolor,
un acto de constricción para baldear los ojos.
Un canto imperturbable que
he puesto entre las manos.
Cándido de barro y sueño; con
tomillo me lavo la boca.
Profilaxis para confesarme y
no decir mentiras.
¡En un instante me condeno!
Cuando hablo de mí no puedo
evitar ser un iluso.
Tú sabes muy bien quién soy
y a ti te escribo.
Hija de la montaña que crece
como el jacinto.
Hoy te has partido y cinco piedras ruedan por la barranca.
Cinco dedos que mortifican y no se detienen nunca.
[i] Escultura homónima a Testamento de Caín. Contiene textos escritos
sobre el agua.
[ii] Se refiere a la piedra que pende en el centro de la escultura Glíptica. Trata el tema del autorretrato...